
He leído todos los libros y cuentos de Fernando Aramburu desde que lo descubrí en la deliciosa y muy recomendable obra Los ojos vacíos, su segunda novela, que me señaló en El Cultural mi crítico de cabecera, Ricardo Senabre. No sé si tendrá algo que ver mi deleite con las obras de Aramburu con el hecho de que su pensamiento político, crítico y descreído, en las pocas ocasiones en las que le he visto pronunciarse, coincida bastante con el mío. Por ejemplo, la declaración de arriba al ser preguntado sobre su patria (es donostiarra y ha vivido en Alemania la mitad de su vida). Sólo añadir que si la patria del pirata de Espronceda era el mar, la mía es la tierra firme.
Aramburu acaba de publicar Viaje con Clara por Alemania (Tusquets), que pienso leer en cuanto me acabe El espíritu áspero, de Gonzalo Hidalgo Bayal (también en Tusquets, juro que no tengo nada con ellos), con el que estoy disfrutando mucho, gracias, de nuevo, al consejo de Senabre.
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