"Es muy poco probable que estos asesinos [en referencia a los pederastas], una vez detenidos y encarcelados, puedan rehabilitarse. Después de todo, sus problemas vienen desarrollándose desde la infancia. Nunca han sabido relacionarse adecuadamente con otros seres humanos, y una habilidad interpersonal tan básica no es algo que se pueda enseñar fácilmente en la cárcel". Lo dice Robert K. Ressler, uno de los más conocidos investigadores de la personalidad de los asesinos, en su libro Asesinos en serie (editada en España por Ariel en 2005).
Y añade: "Un hombre condenado por cometer reiterados abusos a menores hizo una descripción muy gráfica de su incapacidad para cambiar de comportamiento. Dijo que había tenido fantasías sexuales con menores durante muchísimos años. En la cárcel, las autoridades habían intentado dirigir su afecto mental hacia los adultos, pero él seguía centrando sus ensueños y juegos autoeróticos en los niños y, además, sabía que lo haría siempre, tanto dentro como fuera de la cárcel".
miércoles, 9 de abril de 2008
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