(Columna publicada en El Economista el 20-7-2009)
Ha sido tan burda la estrategia del Gobierno para premiar a unas comunidades en detrimento de otras con la nueva financiación que no malgastaré espacio en recordarla ni en demostrar con una sencilla regla de tres que la Comunidad Valenciana, supuesta beneficiaria por su aumento de población, seguirá estando a la cola en financiación per cápita, precisamente porque el aumento de los recursos es muy inferior al incremento de la población. Blanco y en tetra-brik.
Sí cabe destacar que se ha vuelto a demostrar el nulo peso de los políticos valencianos en Madrid, donde una vez más han sido "ninguneados" –en palabras del conseller Gerardo Camps– por el Gobierno. Esta influencia cero es algo histórico, da igual que manden unos que otros y que en la Moncloa estén los nuestros o los de enfrente. Baste recordar como al socialista Joan Lerma le transfirió Felipe González una Sanidad ultradeficitaria que aún padecemos o cómo Zaplana pactó con Aznar un sistema de financiación, el vigente, que nos ha dejado a la cola.
Ni siquiera la machacona reivindicación valenciana de que se compense el gasto sanitario y farmacéutico que originan los turistas, unos 200 millones de euros anuales, se ha tenido en cuenta.
Dice Gerardo Camps que el Consell fue "leal" al aceptar 1.200 millones, y que luego se sintió agraviado cuando el Ministerio echó el resto con Cataluña, Andalucía y Baleares, dejando a los demás con lo prometido. Entones pataleó Camps, pero ya era tarde. Un ministro católico le habría contestado parafraseando la parábola de los obreros de la viña: "¿No te prometí 1.200?, pues toma lo que es tuyo y vete, porque muchos son los llamados y pocos los elegidos". Elena Salgado, simplemente, lo ninguneó.
lunes, 20 de julio de 2009
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