Vuelvo a quitarme el sombrero ante la tradición anglosajona de la responsabilidad política. Un descuido al colocar al revés un folio con información secreta, que fue fotografiado por la prensa, ha sido motivo suficiente para que dimita el jefe de la división antiterrorista de Scotland Yard, Bob Quick. Un descuido no es un delito, no es corrupción, es un error, y los errores en política se pagan con la dimisión.
Aquí, por el contrario, el descuido es la excusa más recurrente para no asumir responsabilidades políticas y no dimitir. Trillo admite que se pudo equivocar en lo del Yak-42, y por eso no dimite, porque según él fue sólo un error; Bermejo intentó aguantar en el sillón alegando que lo de irse de caza sin licencia fue un descuido, mientras que el alcalde socialista de Elche, Alejandro Soler, sigue en el puesto con permiso de su partido después de admitir que cargó al Ayuntamiento facturas de la campaña electoral del PSOE. Alega que fue un descuido, claro.
viernes, 10 de abril de 2009
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