"Apadrina a un banquero", se leía en una pancarta hace un mes en una manifestación de trabajadores a punto de ser despedidos en Barcelona (anterior, por cierto, a la celebrada viñeta de El Roto). Pues el Gobierno parece haberse puesto a la faena, porque no sólo ha eliminado el impuesto de Patrimonio, que pagaban el millón de españoles más pudientes, sino que ha reducido del 43% al 18% el tipo del IRPF que pagaban los banqueros y sus familias (incluyendo tíos y sobrinos) por las rentas obtenidas en sus propias entidades, según ha publicado El Mundo.
Además, lo hizo de tapadillo (sin que se enterasen algunos ministros), con efectos retroactivos al 1 de enero de 2008 (algo excepcional en una modificación tributaria) y esperando que nadie se enterase gracias a que iba en la disposición final tercera de un real decreto con el siguiente texto: "A los exclusivos efectos de lo establecido en el artículo 46 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, se entenderá que no proceden de entidades vinculadas con el contribuyente los rendimientos del capital mobiliario previstos en el artículo 25.2 de la Ley 35/2006 satisfechos por las entidades previstas en el artículo 1.2 del Real Decreto Legislativo 1298/1986, de 28 de junio, sobre Adaptación del Derecho vigente en materia de Entidades de Crédito al de las Comunidades Europeas". Lo entendería hasta un niño de cuatro años.
viernes, 19 de diciembre de 2008
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