El presidente del Gobierno no ha podido resistir la tentación de la demagogia y ha opinado hoy contra la polémica sanción de 1.500 euros impuesta por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al juez Rafael Tirado. El jefe del Poder Ejecutivo, Rodríguez Zapatero, "discrepa abiertamente" de la multa, por escasa, como la vicepresidenta De la Vega (la que siempre respeta en nombre del Gobierno las resoluciones judiciales salvo cuando no le gustan) y el ministro Fernández Bermejo. ¡Viva la separación de poderes!
Al Gobierno no le basta con haber nombrado a la mayoría de los miembros del CGPJ y haber anunciado el nombre del presidente del órgano antes de que se constituyera, sin guardar las formas ni la cortesía, sino que exige además que actúe a su dictado. El problema es que Zapatero le ha prometido al padre de Mari Luz, Juan José Cortés, que habrá una sanción ejemplar para el cabeza de turco, olvidando que la sanción depende del Poder Judicial.
Para Zapatero es más fácil agarrarse a un caso concreto y prometer la "reforma del régimen disciplinario de los jueces" que hablar de la vergonzosa situación de la administración de Justicia en España, cuantificar las escasas inversiones que recibe y prometer reformas que contribuyan a evitar otros escándalos.
Por ejemplo, que cientos de políticos corruptos campen a sus anchas por España, se presenten a sucesivas elecciones pese a estar procesados, cuenten con la protección de sus partidos y sólo acaben en prisión en contadas y muy graves ocasiones. Y que cuando acaban en prisión salgan antes de lo que les toca con permiso del Gobierno. Para eso no se anuncian reformas.
viernes, 26 de diciembre de 2008
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