"¿Es admisible descalificar la justicia impartida por los tribunales de un Estado de derecho, en beneficio de una justicia del pueblo dispensada por los medios de comunicación o de la justicia del visir teorizada por Max Weber que ahora pretenden aplicar el presidente del Gobierno y algunos de sus ministros?".
Esta es una de las preguntas que, a propósito del caso del juez Tirado y del despropósito del Gobierno al respecto, se hace Javier Pradera en un acertado e interesante artículo titulado Jueces bajo sospecha, publicado por El País. Digo que es un acertado artículo porque coincido plenamente con él, como podrá constatar cualquiera que haya leído o lea los comentarios que he publicado aquí sobre el caso Mari Luz y el castigo al juez Tirado.
Añadido: El magistrado Perfecto Andrés Ibáñez ha publicado el día 2, también en El País, otro artículo sobre el tema que abunda en las tesis de Pradera (y mías y de más gente). Lo titula Jueces, la insidia del "corporativismo", y destaco esta frase dedicada al ministro Fernández Bermejo:
"Ya no se trata, sólo, de trabajar más de lo razonable y en condiciones precarias. También hay que afrontar el riesgo de que, dado algún incumplimiento, no importará que la carga de trabajo sea materialmente inabarcable, ni cuáles las condiciones en que el mismo se presta. Sobre todo, ahora que -¡a su edad!- algunos eminentes juristas del Gobierno han descubierto la responsabilidad objetiva por el resultado... incluso de acciones ajenas de difícil previsión. Y lo rentable que resulta desviar la atención popular de lo que, en buena medida, son efectos -éstos bien previsibles- de la infradotación y la penosa gestión de los recursos".
viernes, 2 de enero de 2009
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