El Ombudsman por excelencia, el Defensor del Pueblo sueco (el más antiguo del mundo, que va a cumplir dos siglos) ha tenido que pronunciarse sobre un problema social menor pero que preocupa o al menos ocupa a millones de niños y padres en todo el mundo: las invitaciones a una fiesta. ¿Puede un niño invitar a su fiesta de cumpleaños a toda su clase excepto a dos compañeros como ocurrió en un colegio de Lund? ¿Podría invitar a todos menos a uno?
Para los profesores del centro esta discriminación no es políticamente correcta y afirman que según una norma no escrita, cuando las invitaciones se reparten en en colegio debe incluirse a todos los niños y niñas de la clase. Por ello, le quitaron las invitaciones al niño. El padre del cumpleañero argumentó que no tenía por qué invitar a esos dos niños, a uno porque él no convidó a su hijo a su fiesta y al otro porque acosaba a su hijo desde seis meses antes.
El Defensor del Pueblo del Parlamento sueco, sin entrar en las motivaciones del padre, ha obligado al colegio a devolver las invitaciones al niño para que las reparta y ha dictaminado que cada uno es libre de convidar a quien quiera a su fiesta de cumpleaños.
La pregunta es: ¿habría admitido nuestro Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, esta queja y se habría pronunciado sobre el caso?
jueves, 20 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Escribe aquí tu comentario