jueves, 12 de junio de 2008

Dos ricos estafadores, absueltos

El Tribunal Supremo, que había condenado a Alberto Alcocer y Alberto Cortina, alias los Albertos, por estafa de 24 millones de euros a sus ex socios, ha tenido ahora que cambiar su sentencia y absolverlos como consecuencia de una de las mayores injusticias perpetradas por el desprestigiado Tribunal Constitucional. Este tribunal decidió amparar a los dos estafadores y obligar a absolverlos con un novedoso criterio de la interpretación de la prescripición gracias al cual la denuncia contra los dos delincuentes llegó un día tarde y, por tanto, había prescrito. No había dudas sobre sobre los hechos probadísimos, sobre la culpabilidad de los dos pájaros, pero los dejan libres forzando la interpretación de la ley, al tiempo que dejan desamparados a los miles de estafados.

El tribunal que todavía preside María Emilia Casas demuestra así su flexibilidad para interpretar la Constitución a la medida de unos intereses variados, bien sea la prolongación de la estancia de etarras en la cárcel (doctrina Parot), bien evitar la entrada de ricos y poderosos en prisión.

Hace unos años escribí sobre el caso, preguntándome por qué los delincuentes de cuello blanco, como los Albertos o el ex alcalde de Orihuela y ex conseller valenciano Luis Fernando Cartagena, esperan el indulto en la calle en lugar de en la cárcel, como la mayoría. Me llamó un periodista a sueldo de los Albertos para corregirme, porque ellos no esperaban el indulto gubernamental sino la gracia del Constitucional, y también para intentar convencerme de la inocencia de sus jefes. "Hombre, no", le dije, "podrán librarse por una trampa legal, pero la pasta se la llevaron". Pero son inocentes. Ya pueden seguir dándose abrazos con el Rey.

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