martes, 17 de noviembre de 2009
El patético combate de 'El Curita'
Varios asaltos después de caer sobre la lona por primera vez, El Curita seguía en pie ante el asombro del público. Nadie daba un duro por él y su entrenador había pensado varias veces en tirar la toalla, pero ahí estaba, recibiendo una detrás de otra, ora una imputación, ora una querella, una conversación o una sesión de control. Porque hasta las preguntas le dolían. El Curita estaba grogui. Desorientado, sólo acertaba a lanzar puñetazos al aire, mentiras, respuestas sin sentido, burlas a destiempo, camionetas, cunetas, desplantes al público... Su patetismo daba pena hasta a sus rivales, mientras sus seguidores, avergonzados, rogaban que llegara cuanto antes el golpe definitivo que pusiera fin a tanto sufrimiento. "Paco, déjalo", le decían algunos. Pero El Curita, sordo, soñaba que era Rocky Balboa y que la música estaba a punto de cambiar. Sentado en su esquina, se veía a bordo de un Ferrari con el público puesto en pie aplaudiendo su victoria. Deliraba. Sonó el gong y comenzó un nuevo asalto...
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