Amistades peligrosas y amistades provechosas

(Columna publicada en El Economista el 26-10-09)

En una de las conversaciones intervenidas que constan en el sumario del caso Gürtel, dos integrantes de la presunta trama corrupta hablan por teléfono y uno le dice al otro que "Paco Camps es íntimo amigo, íntimo, pero muy íntimo amigo de [Ignacio] Sánchez Galán" (presidente de Iberdrola, que nada tiene que ver con el caso), hasta el punto de que no le extrañaría que el presidente valenciano acabase en la compañía eléctrica cuando deje la política. Lo cual prueba que amiguitos del alma puede haberlos de muchas clases, desde sinvergüenzas que te arruinan la carrera política hasta líderes empresariales que te ayudan a hacer patria.

Sánchez Galán, obviamente, es de los segundos y su amistad con Camps –no su grado, si es cierto lo que dice el mangante– es conocida y se ha evidenciado en numerosas iniciativas del Ejecutivo valenciano que han contado con el apoyo económico de Iberdrola, como la Copa América de vela. Con todo, la estrecha relación de la compañía con el Gobierno de la región que le proporciona el 30 por ciento de todos sus clientes en España viene de años atrás, al menos de la época de Zaplana e Íñigo de Oriol. Es incluso excesiva, ya que cuando ha habido apagones, cobros indebidos u otros abusos del casi monopolio jamas la Generalitat se ha puesto de parte de los consumidores.

Viene todo esto a cuento de que la amistad entre Camps y Sánchez Galán por lo menos ha sido provechosa para Valencia, adonde Iberdrola Renovables trasladó su sede social el año pasado por el "tesón" del presidente Camps, según explicó Galán. Ahora anuncia que Renovables instalará en la capital valenciana un centro de operaciones con personal cualificado, todo un gesto en un momento en el que otra cotizada, el Grupo Natra, se lleva su sede operativa a Madrid como en su día hicieron compañías como Baviera, Sos o el Grupo Boluda, hartas de las malas comunicaciones entre la capital y la tercera ciudad española, y entre ésta y el resto del mundo. Un problema que el AVE debe solucionar en parte dentro de 14 meses.